Yo entré el 5 de marzo del año 49'. Tuve suerte de ascender como foguista provisorio a los 11 meses de haber entrado. Primero me mandaron a puerto del Sauce a prender las máquinas. Una gente maravillosa. Yo tenía 17, 18 años, por ahí. Ascendí muy joven y me fui muy joven también, en el 79'... El trabajo con la máquina a vapor es insalubre, entonces me amparé de esa ley y me fui.
En el 51', me vine para acá para Peñarol. Y acá estoy ... Recorrí todo Peñarol hasta que compré un ranchito por allá abajo y vivo allá abajo.
Primero entré como limpiador de locomotoras a vapor en la Remesa de Peñarol. Se limpiaba todas las máquinas a vapor. Fui un conocedor de lo que era ser fogonero de locomotoras y de cómo conducir trenes de pasajeros o de carga. Todo el sistema.
Los ferroviarios y principalmente los maquinistas y fogoneros éramos los que hacíamos vapor hasta 160 libras que era la presión máxima que debía tener la máquina. Quiere decir que el maquinista siempre dependía de un buen foguista, de que no se durmiera y estuviera siempre alerta para que no bajara la presión de la caldera. Las máquinas a vapor luego de andar 300 o 500 kilómetros entraban al depósito. En Remesa eran revisadas por los mecánicos y se limpiaban con gasoil. Se pulía los bronces hasta que quedaban brillantes. Uno se sentía muy orgulloso de ver su trabajo.
De niño, soñé con ser algún día un maquinista ...
Tuve una maravilla de compañeros. Convivimos más con nuestros compañeros que con nuestra familia.
Marzo de 2003